viernes, 9 de diciembre de 2011

 Sola construí una ilusión. Quería ser felíz de alguna forma y acomodé mis piezas de tal forma en que sentí que nada más me faltaba.
 Fuí poniendo los defectos en último lugar y exploté al máximo las lindas cosas.
 Pero como debía ser, la vida me demostró una vez más como son las cosas, desvaneciendo la ilusión que yo misma construí, mostrándome la realidad de las cosas (que yo en fondo ya conocía) y dejando en la lona las feas cosas que había ignorado por un tiempo.
 Duele ver como el castillito que armaste con tanto amor se lo lleva la marea. Pero va a valer la pena. No tengo dudas.

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