Estaba acostada en mi cama, mirando el techo. Pensando. Y en eso, una lágrima se escapa. Una mezcla de impotencia, tristeza, soledad, desolación y lo que sea, pero nada bueno. Cuestión que ahí estaba, hablándome y contestándome a mi misma (en silencio). Convenciéndome de todas las maneras de que ya era hora de cortar con eso. Los pequeños detalles son los más dificiles de olvidar. Y a eso sumale el mecanismo idiota que tiene nuestra mente que elimina todos lo malo y resalta solo lo más lindo.
Al final seco los restos de tristeza salada de mi cara. Y comienzo a dormirme.
- "Que sea la última vez".
No hay comentarios:
Publicar un comentario